La fe de Oxkutzcab

Santo Santiago Apostol

Allá en Oxkutzcab, Yucatán se vive la fe con gran intensidad. Momentos de gratitud y esperanza que envuelven a su gente en un abanico de sensaciones entre los deseos, las peticiones y los milagros cumplidos.

Es así como poco a poco se van dando cita los creyentes al lugar donde con devoción se le reza, se le canta, incluso, se le lleva de paseo en una gran fiesta que, por cierto, es muy esperada por sus fieles seguidores.

Me invitaron a ser testigo de esta muestra de gratitud y devoción a su Santo Santiago Apostol además, también fui invitado para deleitarme con la sabrosa comida que ofrecen a los visitantes.

Mario y su tía Juanita están encargados de llevar a cabo el festejo a su santo. Por su parte Mario tiene la custodia misma que ha pasado de mano en mano dentro de su familia.

Cuenta que antes de él, su señora madre tenía el resguardo, pero ella, antes de morir, le encarga a su hijo (Mario) quede al frente para poder tener y proteger la imagen, misma a la que Mario le construyó un altar donde la gente, sus vecinos; pueden llegar a rezar, dar gracias o bien solicitar un milagro.  

Cada 25 de julio es la cita, donde al Santo patrono se le da una vuelta por las calles del lugar haciendo todo tipo de festejo e invitando a todos los que quieran sumarse. Entre gritos de alegría y baile recorren como una gran familia las calles de Oxkutzcab.

Cabeza de cochino y pollo enterrado

Existen compromisos previos. Entre varios de ellos, de los más importantes, es la famosa cabeza de cochino. Consiste en llevar una cabeza de cochino cocinada misma, que pasean por el pueblo junto con el Santo Patrono al final, la cabeza (que puede ser más de una) es simbólicamente vendida a alguien que la compra: Este personaje, después de comprar la cabeza la entrega para compartir entre los visitantes, sin embargo, queda el compromiso de que para el próximo año lleve otra cabeza bien cocinada.

Dentro del festejo, para los niños, se les hace llevar un pollo mismo que al llegar su momento, son enterrados en el piso dejando sólo la cabeza a la intemperie. Una vez que está todo listo al niño participante se le vendan los ojos y todos, al unísono le indican dónde se encuentra mientras a tientas, el niño, trata de encontrarlo. Una vez que da con el pollo se lo lleva a su casa con la consigna de que para el próximo año tiene que llevar dos pollos más.

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